Para mí, la música es algo esencial en mi día a día. La escucho en casi todos los momentos: cuando voy al trabajo, cuando estoy en el gimnasio, e incluso mientras hago tareas en casa. No puedo evitarlo, la música tiene el poder de cambiar por completo mi estado de ánimo. A veces, escuchar una canción puede hacerme sentir más enérgico o, por el contrario, calmarme cuando estoy estresado. Además, me he dado cuenta de que la música me ayuda a concentrarme mejor. Cuando estoy haciendo algo que requiere enfoque, como estudiar o trabajar, tener de fondo alguna melodía me permite bloquear distracciones y mantenerme más productivo. También noto que me ayuda a conectar con mis emociones, a veces me ayuda a pensar en cosas que no había considerado o me da una perspectiva diferente cuando estoy pasando por un mal momento.
Es más, creo que la música tiene un impacto directo en cómo experimento el día. Sin ella, las tareas cotidianas se sentirían más monótonas. Ya sea que esté viajando, entrenando o incluso cocinando, la música hace que todo sea más llevadero. Para mí, no se trata solo de escuchar canciones, sino de cómo la música me acompaña en cada paso del día y me ayuda a ser más yo mismo.